lunes, 8 de mayo de 2017

Discurso de escritor


Amoldas tu discurso de escritor a lo que las circunstancias (tu carácter, tus limitaciones, las decisiones que tomaste, las inercias del día a día, los compromisos, etc.) imponen. Con esto quiero decir que tu discurso nace de lo que conseguiste, o sea, que se amoldó a tu biografía. No lo construiste previamente, no se trata de un constructo abstracto, situado en el inicio o en una especie de horizonte ideal. De ser otras las circunstancias, tu discurso sería otro. Esto, siendo una perogrullada, viene bien recordarlo. Nos indica que nuestras convicciones (o metas, o posicionamientos, etc.) en este terreno son lábiles y responden, muchas veces, a una necesidad de supervivencia, de autojustificación. ¿En qué se traduce esto? En algo así: me interesa la opinión de los lectores, no la de los críticos (el que vende mucho pero recibe malas críticas), jamás pienso en los lectores porque entiendo la escritura como una guerra conmigo mismo (el que apenas vende pero tiene buena prensa), sólo busco poder sacar mis novelitas sin apuros de plazo, con total libertad, para ese público ideal al que aspiro (el que lo intentó pero no pudo), etc.